viernes, 3 de noviembre de 2017

Paseo por la Lengua> por Augusto Munaro


Paseo por la Lengua por Augusto Munaro



Paseo por la Lengua
Por Augusto Munaro

Tenemos aquí una curiosa pseudo biografía sobre uno de los escritores más elusivos de lengua alemana: Robert Walser (1878-1956). Una suerte de ensayo personalísimo con forma de biografía intervenida. Guerra, siempre atenta al pulso de la lengua, vibra en la letra evanescente de W, aquel hombre que andaba por el mundo sin historia; el autor de novelas como Los hermanos Tanner y El ayudante. Guerra entra de lleno en W, y su singular modo de concebir el tiempo y el espacio para hacerlos visibles como expresión de una idea hecha lenguaje. Se afinca en el misterio de quien quería dejar la vida “lo menos vivida posible”, viviendo a puro presente. Pero también, el apasible y olvidado loco que pasó más de un cuarto de siglo internado en varios neurosiquiátricos de Waldau y Herisau. El poeta pobre, la inspiración de Kafka y Hesse, y tantos escritores más. Pero dijimos, no es en absoluto una biografía convencional.

Walser, traductor del limbo, a su vez, claro, es una narración en perpetua fuga. No intenta desentrañar una vida (o, acaso, estríctamente temas walserianos), no. Sino sobre todo un estilo. La pulsión de un espíritu hecho letra. Arrojar cierta luz sobre su misteriosa escritura despersonalizada. Su talento, por ejemplo, de poner su atención descriptiva en lo minúsculo. Un amor mundi que lo abarca todo, desde una imperceptible piedra hasta la idea más alta de Dios. En esa búsqueda la autora crea y se re-crea; se reinventa en pura apertura, flujo: movimiento. Así, Guerra le declara la guerra al lenguaje. Se mete de lleno en sus plieges. Pliegues expansivos, como las capas de sonido producidos por el saxo de John Coltrane en su perpetua voluntad de infinita variación. Leemos en un pasaje del libro: “Walser: Va-al-Ser/ va-hacia-el-ser”. El movimiento, dijimos, como experiencia mística del instante. Aquí el éxtasis. Una voz que piensa y repiensa la lengua de W y lo hace para fundar una nueva respiración. De este modo, el lector puede revivir esa textura de su decir abierta a la extraña voluntad de desaparición. Un pulso errante entre transición y tenue fugacidad, tal como la supo elaborar el santo loco en sus Microgramas, o en su inconclusa obra maestra: El bandido. Como en La leyenda de Jorge Bonino de Héctor Libertella o el glorioso Salto de mata de Hugo Savino, Guerra, logra un modo de lectura, el de experimentar el tiempo y el tiempo en la palabra. En la eterna fugacidad de la palabra escrita.

Walser, traductor del limbo (2017)

Autora: Vanesa Guerra

Editorial: Bajo la Luna, Argentina

Género: ensayo





Publicado originalmente en Solo Tempestad
1ro de noviembre 2017

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